Hola a todxs!!
Hoy vengo con un nuevo #ZonaEscritores, esta vez con un nuevo género de novela, la novela policial, ya que pronto haré reseña de un compilado de cuentos de este género.
¿Qué es la novela policíaca?
La novela policíaca, policial, criminal o detectivesca es un subgénero de la novela, o sea, un tipo específico de narrativa literaria, que se caracteriza por contar historias sobre crímenes y delitos, protagonizados generalmente por el detective o el policía encargado de resolverlos.
A grandes rasgos, la novela policíaca se construye en torno a un enigma, oculto para el lector y para el detective a la vez, que irá develándose paulatinamente con el transcurrir del relato. Al final, detective y lector conocerán los pormenores del delito y sabrán quién es el culpable.
Este género narrativo es uno de los más populares hoy en día, especialmente en la literatura comercial o Bestseller, así como en historietas y pulp, e incluso filmes y series televisivas.
Sus orígenes se remontan a 1840, aunque con antiquísimos precursores en la literatura griega, hebrea y similares. No obstante, se consideró desde el principio un tipo “bajo” o poco estético de literatura, dado que el crimen era considerado un tema vulgar en la época.
Varias de las fuentes visitadas para la realizacion de esta entrada, encuentran el origen de este género en las novelas de Edgar Allan Poe, como lo es “los crímenes de la Calle Morgue”, de 1841.
Antecedentes:
Aunque el género policial como tal, como ya se ha dicho, comienza cerca de los años 1840, se han encontrado textos de hace más de 2000 años que se asimilan a este estilo. Un claro ejemplo es la obra de Sófocles Edipo rey, una tragedia griega en la que el protagonista, Edipo, lleva a cabo una investigación en la que se da cuenta de que él mismo es el culpable; y en el Libro de Daniel del Antiguo testamento este profeta realiza investigaciones para esclarecer los misterios relativos a la Historia de Bel y el Dragón y la Historia de Susana; todo parece indicar que se trata de relatos de origen tradicional incluidos en este libro y son ya, de hecho, cuentos policiales.
Es un género tan moderno como la misma narrativa de ciencia ficción y se desarrolló, como ella, para responder a una demanda sociocultural concreta durante los siglos XIX y XX; en sus inicios fue calificada como "literatura barata" o "subliteratura", porque el crimen era de por sí un tema antiestético y que se pensaba no podía alcanzar trasfondo moral o artístico. La gente leía en los periódicos casos de crímenes o crónicas de sucesos cuya evolución seguía hasta su resolución; incluso se editaron colecciones de volúmenes que contenían transcripciones o resúmenes de procesos judiciales famosos por su morbosidad, su carácter escandaloso, su violencia o los altos personajes involucrados; el creador del género fue el abogado francés François Gayot de Pitaval (1673–1743), quien publicó 23 volúmenes de Causes célèbres et intéressantes entre 1734 y 1743, incesantemente reimpresos y continuados, hasta el punto de que dio nombre al género de las causes célebres: pitaval.
Les crimes célèbres (1839-41) es una colección de ocho volúmenes de pitavals dirigida por Alejandro Dumas que tuvo un gran éxito en Francia, y fue imitada en Gran Bretaña (English causes célèbres, or, Reports of remarkable trials, Londres, 1840), entre otros países. En España la colección de Dumas fue traducida en parte y ampliada por otros folletinistas, Manuel Angelón y Eduardo de Inza, en sus Crímenes célebres (1858) con otras historias y otros libros: Nouvelles causes célèbres ou, Fastes du crime (1842-1843, 6 vols.), Dramas judiciarios y Los mártires de la libertad. La colección de Dumas se tradujo al italiano en 1861-62. Esas son algunas de las raíces de la novela policiaca moderna.
Entre las obras que dieron origen a este tipo de escritos se encuentran varias manifestaciones literarias que expresaban inquietud ante lo inexplicado, como la novela gótica o de horror (siglo XVIII), en donde se presentaban crímenes terroríficos (El Monje de Matthew Lewis, 1796; Frankenstein de Mary Shelley, 1818). Algunas veces, como en este último ejemplo, se intentaban explicar esos terrores recurriendo a la ciencia y a la lógica. Pero faltaba el personaje que apaciguara la resolución de ese nuevo tipo de angustias de sesgo fundamentalmente moderno que ya ni la religión ni la superstición podían calmar en el alma fundamentalmente materialista de la burguesía o clase media, triunfante en el siglo XIX.
Por otra parte, la naciente novela de aventuras del Romanticismo describía un difícil o accidentado viaje protagonizado generalmente por un héroe que encarnaba las virtudes de su tiempo y conseguía vencer todo tipo de dificultades. Faltaba el escritor de genio que uniese estos tres elementos: la crónica de sucesos, el misterio horrible e inexplicado y el héroe aventurero que consigue resolverlo por procedimientos ajustados a una nueva mentalidad lógica y materialista, propia de la clase media o burguesía.
Al mismo tiempo se organizaban los primeros cuerpos estatales de Policía. Y un antecedente histórico importante para el desarrollo del relato criminal fue la creación de la primera institución policial en Prusia (1822) y después en Londres (1829): la famosa policía metropolitana o Scotland Yard. En esos años también se prohibió la tortura para la confesión de los criminales, y comenzaron a buscarse indicios para que un sospechoso confesara su culpabilidad por medios menos cruentos, por ejemplo, enfrentándole a los hechos y pidiéndole explicaciones. Otro hito fue la creación de la Agencia Nacional de Detectives Pinkerton en 1850, en Estados Unidos, que empezó a desarrollar los procedimientos de una nueva ciencia, la criminalística.
Con esto, me despido. Hasta la próxima.
Besos, Bye!!
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