¡¡¡Saludos, queridxs yogurines y amantes de los libros!!!
Esta vez vengo nuevamente con una reseña, de novela romántica histórica perteneciente a una serie. En esta ocasion es el cuarto libro de Las Guerreras Maxwell, escritas por Megan Maxwell, de quien ya he hecho fichas de autor.
Sinopsis:
Estar enamorado de la mujer que se desea olvidar no es algo que el joven e impetuoso «highlander» Zac Philips lleve bien.
Tiempo atrás, Zac posó sus ojos en Sandra, una joven de mirada y pelo castaños que cautivó con su sonrisa. Pero cuando el padre de Sandra falleció, sus abuelos maternos las obligaron, tanto a ella como a su madre, a dejar las Highlands, su lugar de residencia, y regresar a Carlisle, un lugar en el que ninguna de las dos conseguía ser feliz, sobre todo cuando sus abuelos se empeñaron en concertarle un matrimonio.
Dispuesto a salvar a su amada, Zac partió hacia Carlisle, pero al llegar allí se encontró con Sandra riendo divertida con uno de aquellos ingleses. Ofuscado y con el corazón destrozado, regresó a las Highlands con la intención de olvidarla.
Sin remilgos ni medias tintas, Sandra iba ahuyentando a sus supuestos pretendientes, ganándose así la enemistad de sus abuelos y, con el tiempo, cargando con la culpa por la muerte de su abuela.
Opinión personal:
“—Lo nuestro [...] es lo mejor que hemos tenido y que tendremos en la vida, mi amor. Sé que no soy fácil de llevar. Sé que tengo que pulir muchas cosas de mi carácter, pero también sé que, si te pierdo, no volveré a ser feliz en mi vida, porque eres la mujer que quiero besar, que quiero mimar, que quiero abrazar, y haré todo lo necesario para recuperar a mi guerrera.”
Imagínense la decepción que fue en su momento el tercer libro de esta serie que aún recuerdo el mal sabor de boca que me dejó terminar de leer ese libro, siendo que lo leí en marzo del año pasado y este libro lo empiezo en agosto del 2024.
¿Por qué lo estoy leyendo entonces? porque soy masoquista, básicamente. El protagonista de este libro es un personaje que los lectores venimos siguiendo desde el primer libro en el cual él era un nene y que caía muy bien, pero sin embargo en el libro anterior a este ya daba indicios de que iba a ser un completo patán en este libro y eso como que me frenó al momento de elegir lecturas, hasta que, bueno, dije “hay que hacer de tripas corazón” y me puse a leer este libro.
Es por eso que en este momento están leyendo la reseña de lo que me pareció, viendo si valió la pena o me arrepiento.
Esto que voy a decir, no necesariamente es referente a este libro en específico, sino que más bien lo es a la serie en general: Al momento en que hice esta reseña, la serie tiene publicados 9 libros (el último lanzado en Abril de 2024), pero no sé si habrá más… y hasta este libro, la autora ha pecado de 1. Repetir tropos,
2. Hacer que los personajes masculinos se degraden para exaltar a los personajes femeninos,
3. Pasarse el rigor histórico por donde no le da el sol.
En este último punto, voy a recalcar que en el primer libro he resaltado que “en la escena de la boda entre Megan y Duncan, la autora relata que él está usando una especie de kilt (no lo nombra como tal pero lo describe de tal manera que uno se imagina que es esta vestimenta típica escocesa), y el tema está en que esta prenda no se usó en la época de Robert de Bruce (que es la época en la que está situada la historia), sino que lo hizo a partir del siglo XVI, 200 años después. Pero antes del uso de esta prenda, había otra que se hacía con la misma tela que el Kilt (me refiero al tartán, la tela), y que era conocida como “mocoso” o manto de lana (también conocido como plaid) que se usaba sobre una túnica. Esta capa anterior pudo haber sido de color liso o en varios diseños de cuadros o tartán, dependiendo de la riqueza del usuario. En el transcurso del siglo XVI, a medida que la lana se hizo más disponible, este manto creció a tal tamaño que comenzó a ser recogido y abrochado, y este fue el comienzo de la gran falda escocesa[…]”. Para colmo, este libro tiene un error garrafal ¡En la portada!
Que sí, que es preciosa y todo lo que vos quieras, ¡Pero miren la manicura que se echaron! ¡Eso no es del 1300!
Otra cosa que sí va a ser una crítica a este libro es que la autora no se toma el tiempo para poner en contexto de las demás historias ¡y este libro las necesitaba! Para empezar, no explica bien de dónde se conocen los protagonistas, más que haciendo una breve referencia en una sola escena, siguiendo por el hecho de que nos golpea con la noticia de que Zac reclama las tierras que le pertenecían a su padre, sin recordarnos primero cómo es que las perdieron en primer lugar, y para acabarla ¡No se nos hace un resumen de cómo fueron las historias anteriores y cuyos protagonistas están reunidos en torno al mismo acontecimiento que Zac y Sandra y que da inicio a esta novela! Alguien que viene leyendo la serie con ya varios libros publicados no le va a resultar difícil, pero no me quiero imaginar el quilombo que se les debió hacer en la cabeza a los que tenían que esperar a la publicación de estos libros… y ni qué decir de los que leen este libro sin haber leído los anteriores (porque se supone que estos libros se pueden leer de manera independiente). “El romance, se supone que ocurrió antes. No se hace ninguna mención a cómo se conocieron ni a cuando se fraguó. En un par de ocasiones sí que se mencionan algunas costumbres que, a modo de provocar suspiros, recupera. Entiendo que son escenas de otras novelas, pero poco se me informa ¿para qué? Está claro que obligatoriamente viene de lejos y por lo tanto no importa. Y, en realidad, seguramente no es necesario, porque si algo me ha quedado es esa sensación de que la novela no tiene trama estructurada. Carece de hilo, y si se puede decir que tiene uno, es cíclico.” Dice una de las reseñas con las que me he topado… y a la que no puedo evitar darle la razón.
Todo el tiempo, a pesar de que entré a este libro sin expectativas por la decepción de la anterior entrega, no pude evitar pensar en esa Macarena que admitía que esta serie le había enseñado más de feminismo que un congreso… y es una pena que haya disminuido tanto su calidad.
Siempre supe que Zac sería algo tozudo en su propio libro, por lo que esta vez no me enojó tanto como si me enojaron las personalidades de los otros protagonistas en los anteriores libros. E, incluso en algunos puntos, hasta llegué a darle la razón.
Duncan, Kieran y Niall me parecieron bastante hipócritas en este libro adorando e idolatrando a sus mujeres cuando en sus propios libros fueron unos machistas misóginos del carajo que daban ganas de trompearlos.
Megan, Ángela y Gillian, al contrario que sus maridos, siento que sí aportaron algo a la trama, a pesar de que eran unas entrometidas.
Sin embargo, al inicio al menos, Sandra me resultó un personaje bastante plano, que no voy a decir que sentía que no se merecía a Zac, pero sí que no entendía la atracción que él sentía por ella.
Es cierto que llegando a más o menos el 30% del libro, ella tiene un crecimiento como personaje por una guachada que le hacen y de la que ella jura venganza, además de prometer hacerse cargo de un bebé que queda huérfano aún a riesgo de ser tachada de golfa y que ese bebé sea señalado como bastardo.
Sin embargo, algunas actitudes mientras planea su venganza son cuestionables en cierta manera, ¡Ojo que yo no sé lo que haría en su lugar! Sin embargo son estas acciones de Sandra las que me llevan a darle la razón en algunos momentos a Zac.
He leído que la opinión general es que ambos son testarudos y cabezotas… y la verdad es que tienen razón. Aunque en muchos aspectos le doy la razón a Zac, en otras es ella quien lleva la razón. Ambos son tóxicos el uno con el otro, pero también, son perfectos el uno para el otro.
La que definitivamente me sorprendió fue Shelma, la hermana de Zac y Megan. En los libros anteriores se la muestra como una damisela delicada, Y la verdad es que también en este durante la mayoría del transcurso de la novela, pero sin embargo llegando al final da un batacazo que realmente no me esperaba. La verdad en este libro logró demostrar lo que en los anteriores no: que -como dice Megan- la valentía se da de muchas maneras.
He leído en varias reseñas que se quejan de que la autora perdió la calidad en esta serie y puede que tengan razón porque eso fue lo que me hizo odiar el libro anterior, pero también tienen razón en que la autora tiene un muy buen gestor de marketing.
Por qué, si nos ponemos a pensar, la verdad es que la mayoría de los lectores de esta serie estábamos esperando este libro.
Y si vamos a sincerarnos, he de admitir que a mí no me decepcionó.
Sin embargo, la nota va a ser no tan mala como la del libro anterior, pero tampoco tan buena como la de los dos primeros libros: 6,5/10 (3,25/5 ✨), porque al menos el 20% del libro como mínimo se podría haber ahorrado, sobre todo si tenemos en cuenta la manera de estirar el final que tuvo la autora.
¿Me decepcionó? No, como ya dije. Porque no le tenía muchas expectativas a este libro más que las de saber cómo Zac se había transformado de un niño irreverente e impertinente a un adulto guerrero y Highlander.
¿Me dejó con ganas de leer el siguiente libro? Muchas, sí. Aiden es un gran personaje y la sinopsis del siguiente libro vende muchísimo, pero aún así me lo voy a tomar con soda y voy a dejar que mi mente descanse; y quizás el año que viene agarre esa novela y la lea.
Y, como esto es todo, me despido.
Hasta la próxima reseña.
Chaíto!!
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