Hola a todxs queridos amantes de la literatura!!!
Hoy les traigo la reseña del tercer libro, en forma cronológica, de “Las crónicas de Narnia”.
Como ya sabemos, estas historias son clásicos de la literatura, que son retellings de la biblia, sin embargo, en este libro no hay relación visible con el libro máximo del cristianismo.
Pero, basta de introducción. Mejor, vayamos a la reseña.
El autor:
C. S. Lewis (N: Belfast, Reino Unido, 29 de noviembre de 1898; F: Oxford, Reino Unido, 22 de noviembre de 1963), Clive Staples Lewis, crítico, académico y novelista inglés, considerado como uno de los mejores escritores de literatura infantil y juvenil en lengua inglesa. Amigo y colega de Tolkien, ambos poseían un agudo intelecto, una sólida formación y una pasión por la mitología nórdica que marcaría sus obras capitales: el Hobbit y El Señor de los anillos, en Tolkien y las Crónicas de Narnia (1950), en CS Lewis. Con Narnia, una obra fantástica y alegórica sobre la eterna lucha entre el bien y el mal, Lewis inauguraba un género que le convertiría en fundador y referente inexcusable de la narrativa fantástica actual.
Sinopsis:
Narnia… donde los caballos hablan… donde se prepara una traición… donde aguarda el destino. Embarcados en un viaje desesperado, dos fugitivos se encuentran y deciden unir fuerzas.
Aunque sólo buscan escapar de las dificultades que plagan sus vidas, pronto se encuentran en medio de una peligrosa batalla. Una batalla que determinará su propio destino y el de la tierra de Narnia.
Opinión personal:
“—Anímate, Bree —dijo Cor—. Resulta mucho peor para mí que para ti. A ti no te van a «instruir». Yo tendré que aprender a leer y a escribir, estudiaré heráldica, baile, historia y música mientras que tú te dedicarás a galopar y revolcarte por las colinas de Narnia hasta que te canses.
—Pero ésa es la cuestión —gimió Bree—. ¿Se revuelcan los caballos parlantes? ¿Y si no lo hacen? No soportaría tener que dejarlo. ¿Qué crees tú, Hwin?
—Yo pienso revolcarme de todos modos —respondió la yegua—. Supongo que a ninguno de ellos les importa ni dos terrones de azúcar si uno se revuelca o no.”
Ok. Acá vamos.
La tercera novela en orden cronológico de Las crónicas de Narnia, El caballo y el muchacho nos presenta la aventura de dos jóvenes y sus caballos, quienes escapan de los distintos tipos de opresión que viven.
Shasta es un niño que toda la vida creyó ser hijo de un pescador en un pueblo que es vecino a Narnia, hasta que llega un Tarkaan (un noble) y lo quiere comprar, enterándose así Shasta de su posible verdadera identidad. Junto a Bree, un caballo narniano que era utilizado por este noble, huyen de la casa del pescador.
Tarkina Aravis es una niña de origen noble que, junto a su yegua Hwin (también narniana) huye de un matrimonio arreglado.
La novela es, hasta ahora, la única del mundo de Narnia en la que los niños protagonistas no viajan desde nuestro mundo, sino que son oriundos del plano de Narnia. Creo que me gusta esa innovación.
Otra cosa que me gusta (y que deben de haberse dado cuenta ya por los nombres de los personajes) es la influencia oriental que tiene este tomo. Me recuerda a los cuentos de Las mil noches y una noche. Sin embargo,si bien eso tiene un lado bueno (la influencia que seguramente recibió del compendio de relatos antes dicho), también tiene un lado malo: Narnia es presentado como el paraíso, mientras que Carlomen (creo que se escribe así) es presentado de una manera demasiado racista.
De hecho, en una reseña lo describen así a ese odio racial: “Pero, mierda, al lector moderno le resultarán bastante difíciles de aceptar sus descripciones racistas. Reintroduce a su raza tortuosa, maloliente y vestida con turbante, los Calormen. Un niño blanco perdido crece entre ellos y está triste hasta que finalmente se reúne con la hermosa gente blanca de Narnia.”
De hecho (y ahí coincido con quién hizo esa reseña), hasta a Aravis la presentan de una manera que está destinada a que a vos (lector blanco, de ojos claros y pelo rubio/colorado) te caiga mal. Es cierto que hace que vayas conociendo sus facetas y ya no te sientas tan en contra de ella, pero… Shasta, el niño blanco, en todo momento es un héroe, valiente y sin un solo defecto. “¿Coincidencia? ¡No lo creo!”
Por otro lado, la historia particular de Shasta (príncipe Cor) y el príncipe Corin me recordó demasiado a “El príncipe y el mendigo”, de Mark Twain, lo que me lleva a pensar que toda esa “influencia” que se sintió por momentos, en otros rayó en plagio.
Es por eso que la nota es 5/10 (2,5/5 ✨), sobre todo por la lección que Aslan da al príncipe de Carlomen.
Ahora si, con esto me despido.
Hasta la próxima lectura.
Bye!!
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