¡¡¡Saludos, queridxs yogurines y amantes de los libros!!!
Esta semana les traigo la reseña del cuarto libro de la serie Dune.
Como hace mucho que no pasamos por esta historia, primero vamos a hacer la ficha de autor.
El autor.
FRANK PATRICK HERBERT fue un escritor estadounidense que nació en Tacoma, Washington, el 8 de octubre de 1920 y que falleció en el 11 de febrero de 1986. Tras estudiar en la Universidad de Washington tuvo varias profesiones, desde fotógrafo a cámara de televisión o pescador de ostras. Comenzó a publicar en los años 50, vendiendo artículos de relatos a revistas, hasta que en 1952 publicó su primer relato de ciencia ficción: ¿Está usted buscando algo? Cuatro años más tarde salió a la luz su primera novela, El dragón en el mar, conocida más tarde como Bajo presión. Pero no sería hasta 1965 cuando finalmente le llegó el éxito con la inauguración de la famosa serie Dune, donde presentaba un mundo imaginario con su propia política, ecología y estructura social. La primera obra de la saga, Dune, que pronto se vería continuada por otras novelas como El mesías de Dune o Hijos de Dune, obtuvo los premios Nébula y Hugo, además del Premio Internacional de Fantasía, que compartió con El señor de las moscas de William Golding. Herbert se hizo conocido también por su creación de una «granja biológica» donde estuvo conviviendo con su familia en armonía con la naturaleza.
La Obra.
Sinopsis:
Esta cuarta entrega de la saga Dune centra su trama en la figura mesiánica de Leto Atreides II (hijo de Paul Atreides, héroe cuya estirpe hunde sus raíces en la legendaria casa griega de los Átridas) y nos lleva, a través de diversos dilemas éticos, a comprender los mitos que necesita la humanidad y a los héroes que los encarnan. El futuro, en el mundo de Dune, pertenece sólo a los que son capaces de pensar por sí mismos…
Esta saga apasionante plantea por primera vez de forma completa, racional y convincente todo un mundo absolutamente diferente del nuestro. Sus referencias a los problemas ecológicos, el poder de las drogas y la fuerza psicológica de los mitos la han convertido en una obra de culto para millones de lectores en todo el mundo.
Opinión Personal:
“Los ojos de Moneo se llenaron de lágrimas. Leto apartó la mirada de él,
pensando: Se halla desgarrado por su lealtad hacia mí y su amor por
Siona. Qué conmovedora es la congoja por un hijo. ¿Cómo no se dará cuenta de que para mí la humanidad entera es mi único hijo?
[...]
—¡Moneo! No me estarás pidiendo que delegue mi autoridad en un
débil administrador.
Moneo retrocedió un paso.
—No, Señor. Por supuesto que no.
—Entonces confía en las fuerzas de Siona.”
Han pasado 80 años… nah, mentira, fueron solo dos, pero bueh. Jejeje…
Vamos a ponernos serios.
La verdad es que extrañaba volver a esta serie, pero necesitaba descansar un poco y poder volver con ganas renovadas. Porque esta es una serie pesada, que necesita de toda la energía del lector para poder entenderla. Y el haber visto la segunda parte de la adaptación del primer libro (cuyo final me cabreó), no ayudó.
Acá nos encontramos alrededor de 3 mil o 3.500 años después del final de Hijos de Dune, donde Leto II Atreides (hijo de Paul y Chani) hizo un sacrificio por la humanidad que su padre no fue capaz de hacer.
Acá lo encontramos aún como emperador y estamos ante sus últimos días en el cargo. Siona, descendiente de Ghanima (la gemela de Leto II) es a la vez su esperanza de salvación de la humanidad y su enemiga que lo quiere derrocar.
Eso hace de Leto un personaje que aún después de tanto tiempo sea un incomprendido, lo que me atrajo muchísimo, porque siempre está bueno cuando un autor se mantiene firme en la creación de personajes tan grises que son casi tan humanos como lo somos los lectores.
Tu altruista decisión original te llena ahora de egoísmo.
El emperador ha reemplazado casi todo lo que se nos presentó en los primeros libros: Arrakis ya no es un desierto y lo único que queda de mélange (esa sustancia que producen los gusanos de arena) está en manos de Leto, por lo que la CHOAM, La bene gesserit y la cofradía espacial deben depender de la buena voluntad del emperador para conseguir una tajada, pero además, los antiguos guerreros del imperio (los sardaukar) fueron reemplazados por las Habladoras Pez. Lo único que conserva es la producción de gholas de Duncan Idaho, el antiguo amigo de Paul que sacrificó su vida por los Atreides.
“Los Duncan siempre se extrañan de que escoja a mujeres para mis fuerzas de combate, pero es que mis Habladoras Pez son un ejército temporal en todos los sentidos. Así como pueden mostrarse crueles y violentas, las mujeres son completamente distintas de los hombres en su dedicación a la batalla. La cuna de la génesis las predispone en último extremo a un comportamiento más protector de la vida.”
Muchas de las decisiones que toma, chocan mucho; pero eso es porque Leto no deja de ser un humano que está sufriendo una metamorfosis desde que su juventud, durante 3.000 años… Eso volvería loco a cualquiera, y más teniendo en cuenta que la única familia que le queda es la rama que desciende de los hijos de Ghanima, la gemela de Leto y que hace milenios que ya ni el polvo queda de ella, y los gholas de Duncan Idaho.
Sin embargo, a pesar de todo lo antes dicho, siento que al libro le sobraron sus buenas 200 páginas. Y es que creo que Herbert debió centrarse más en explicar la senda de oro de Leto y cual era el papel de Siona y el Ghola de Duncan Idaho, en vez de todas esas subtramas de Moneo (que es un muy buen personaje, pero que se fue desdibujando) y Hwii Noree, la ixiana que enviaron a seducir al emperador, pero se enamora de Duncan Idaho. 6/10 (3/5✨), porque por esas cosas se volvió pesada la lectura.
Y, como esto es todo, me despido.
Hasta la próxima reseña.
Chaíto!!
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