¡¡¡Saludos, queridxs yogurines y amantes de los libros!!!
Esta semana continuamos con las reseñas de la trilogía All Souls. Una historia que me mantuvo lo suficientemente enganchada como para que hiciera algo que desde la adolescencia no hacía: terminar un libro y empezar inmediatamente el libro que le sigue.
La reseña del primer libro y su ficha de autor aquí.
Veamos que me pareció este.
La Obra.
Sinopsis:
Una vez asumida su condición de bruja con poderes para viajar en el tiempo, la historiadora Diana Bishop está preparada para emprender un viaje al pasado en el que poder encontrar el Ashmole 782 completo, el manuscrito secreto cuyos poderes deben comprender para evitar el fin de la pacífica convivencia entre brujas, vampiros, daimones y humanos.
Su marido, el genetista Matthew Clairmont, la acompañará en esa búsqueda, pero viajar al pasado no es tan sencillo para un vampiro, y mucho menos a un pasado que ya vivió, donde su «yo» del pasado desempeñó un relevante papel en la lucha política de la época; un «yo» que odiaba a las brujas como Diana.
Rodeados de intrigas y en una incesante carrera por encontrar Ashmole 782, Diana y Matthew se adentrarán en el Londres isabelino acompañados por los amigos del Matthew del pasado —los miembros de la Escuela de la Noche y entre los que se encuentran Christopher Marlowe y sir Walter Raleigh—, e incluso Shakespeare. Pero también deberán refugiarse en un castillo de la campiña francesa y pasar unos meses en la corte del emperador Rodolfo II en Praga para lograr su objetivo y proteger su secreto, mientras Diana aprende a controlar la magia con una poderosa bruja.
Opinión Personal:
“—Philippe me dijo un día que el apareamiento era cosa del destino. Que, cuando te encontrara, no me quedaría más remedio que aceptar la voluntad del destino. Pero no es así como funciona en absoluto. En todo momento, durante el resto de mi vida, te elegiré a ti: por encima de mi padre, por encima de mis propios intereses, incluso por encima de la familia De Clermont. —Los labios de Matthew presionaron los míos, silenciando mis protestas. No cabía duda de la convicción que había en aquel beso.”
A diferencia del anterior, que relata todo como un bloque, aquí la autora divide la historia en seis partes.
La primera parte se titula Woodstock: el Viejo Pabellón cubre 7 capítulos.
La segunda, Sept-Tours y el pueblo de Saint-Lucien abarca los siguientes 7.
La tercera parte tiene por título Londres: Blackfriars y cubre 12 capítulos.
El imperio: Praga es la cuarta parte, en la que tenemos nuevamente 7 capítulos.
El título de la quinta es, nuevamente, Londres: Blackfriars y nos da unos nuevos 7 capítulos.
La sexta parte se titula Nuevo Mundo, Viejo Mundo. Allí tenemos los 2 últimos capítulos.
En esta entrega, Diana y Matthew viajan en el tiempo hacia noviembre de 1590, pleno reinado de Isabel I, para encontrar una maestra que ayude a Diana con sus poderes. Pero nada de lo que planearon será tan sencillo como pensaron: Matthew se reencontrará con viejos amigos (La escuela de la noche), su padre y su viejo yo.
Porque acá pasa de ser un genetista a ser un (no simple, ni doble) triple agente: al servicio de la corona inglesa, la congregación y la familia De Clermont. Diana, por otro lado, comenzará a sentir que sus poderes están todavía más fuera de control, lo que la hará destacar más de lo debido en plena época de cacería de brujas, algo en lo que ni el matrimonio con un vampiro espía la podrá ayudar si no tiene cuidado. Eso sin contar que la congregación sigue siendo de cuidado por la prohibición de apareamiento inter especies…
Lo más interesante es que en este libro se habla por primera vez de la rabia de sangre, en distintos momentos, como por ejemplo cuando Matthew y Diana hablan de Benjamín Fuchs, un hijo vampírico de Matthew y que le heredó esa enfermedad a su padre.
“—Lo único más espeluznante que Benjamin en manos de la rabia de sangre es Benjamin cuando está lúcido, como lo estaba cuando te hallabas con el rabino Loew. Es como lo que dijo Jack —señaló Matthew—: los monstruos más aterradores siempre parecen hombres normales.”
Philippe de Clermont es el padre de Matthew, pareja de Ysabeau y patriarca de los de Clermont. Es alguien imposible que pone todo el tiempo a prueba la relación de Diana con su hijo, pero eso solo hace que uno como lector lo ame, al mismo tiempo que lo detesta. Porque todo lo que hace, lo hace para proteger los secretos de su familia, y eso en definitiva ¡Incluye proteger la vida de Diana!
El mejor personaje, lejos.
“—Recuerda bien lo que te digo, Diana: tu amor por mi hijo segará vidas. Algunos se sacrificarán. Otros morirán porque alguien debe hacerlo y en tu mano estará decidir si lo harás tú, ellos o alguien a quien amas.”
Además, es una figura omnipresente, ya que la congregación (los brujos y vampiros de ésta, en realidad) quiere borrar su influencia del mapa.
Recordemos que fue fundada con el objetivo de mantener el equilibrio y la paz entre las diferentes criaturas sobrenaturales en el mundo, pero ya hace tiempo que perdió el rumbo.
Marcus es, como digo en la reseña del primer libro, el hijo vampírico de Matthew. En este libro conoce a Phoebe ¡Y, madre mía, qué buena química tienen! Ella, por sí sola no da vibras de ser un gran personaje (aunque tiene una buena estructura de base), pero él… todo lo atractivo de su personalidad se resalta con ella, dejándola encantada y atrapando al lector en esa química que manejan.
Además, Marcus se convierte en figura clave dentro del papel de los caballeros de Lázaro, ya que Matthew lo nombró gran maestre antes de viajar en el tiempo. Marcus utiliza su poder para desafiar a la congregación.
Gallowglass es el sobrino de Matthew y quién acompaña en muchos tramos de la novela a Diana, protegiéndola a pedido de su tío (primero) y de su abuelo (luego).
Jack es el niño que Diana y Matthew adoptan en Londres, junto a una niña bruja a la que le dan cobijo. Jack es humano y, para la corta edad que tiene, ya vivió demasiado. Es por eso que Diana y Matthew lo toman bajo su ala, dándole las herramientas para forjarse una vida mejor.
Datos de interés.
- la autora usa mucho la palabra wearh para referirse a los vampiros. Bien. No es un término inventado por ella. Así era como se denominaba en el inglés antiguo a las criaturas demoníacas. Muchos autores relacionan esta palabra con vampiro.
- La novela da todo un rodeo para explicar el tema de lo que llama “espíritu familiar de una bruja”, y lo hace para darle un origen fantástico al relato del golem. Golem es un criatura hebrea hecha de barro y arcilla que cobra vida cuando se deposita en su boca un papel con el verdadero nombre de Dios (¿Yahveh? ¿Ba’al?).
Lo único malo que le encuentro realmente a este tramo de la historia de Diana y Matthew es que, al estar dividido en dos tiempos, la autora prefirió centrarse en el pasado y solo dejar algunos capítulos al presente. Si bien no está tan mal, lo malo de esto es que muchas de las cosas que suceden en el presente, lo hacen tras bambalinas, y solo te enterás que pasaron por un diálogo o explicación.
Cosa distinta, pero que igual voy a poner como un poco negativo, es la actitud del padre de Diana. No sé, no me gustó mucho su actitud.
Por todo lo antes expuesto, la nota va a ser 9/10 (4,5/5✨), porque ya no es una novedad, pero sigue atrapando al lector. Aunque solo tiene ese pequeño defecto que digo justo arriba.
Y, como esto es todo, me despido.
Hasta la próxima reseña.
Chaíto!!
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